A los 85 años, juró ante la Corte como abogado: “A la juventud le digo que persevere y que estudie, porque estudiar es mostrar rebeldía”
“Querer es poder”. Con esa frase, Mario Orlando Sandoval disipó la preocupación que le expresó uno de sus hijos cuando, luego de terminar el secundario promediando los 70 años, anunció que estudiaría Abogacía. Y este miércoles, en el Salón de Actos del Palacio de Justicia, cumplió el sueño que tenía desde niño: con 85 años, juró como abogado ante la Corte Suprema de Justicia de Tucumán. Luego de la ceremonia, aseguró que desea que su logro sirva como ejemplo para las nuevas generaciones, especialmente para sus nietos. “Yo tengo un eslogan, que es cortito: persevera y triunfarás. A la juventud le digo eso, y no solamente que persevere, sino que muestre rebeldía juvenil”, manifestó.
Nacido en 1940 cerca del Ingenio Concepción, en el departamento de Cruz Alta, Mario solamente pudo terminar la escuela primaria antes de empezar a trabajar. “De jovencito, mi primer trabajo fue cultivar caña de azúcar, recorrer toda la parte del proceso de crecimiento y cosecha de la caña. Después de eso tuve un trabajo incluso más sacrificado, en la extracción de áridos en el río Salí. No niego mis orígenes, lo digo con alegría y con valentía cómo lo he ido superando. Más adelante trabajé en la construcción y ya de ahí fui a la industria textil, donde tuve mi crecimiento", relató el hombre, quien sin embargo indicó que un destino distinto parecía marcado ya desde pequeño. “Como nací en julio, cerca de fechas en las que se independizaron varios países como Argentina y Estados Unidos, la gente que aseguraba conocer el destino de una persona a partir de su fecha de nacimiento dijo que sería político. Y yo, a los 4 años, prometí que sería abogado”, contó. Y, con el paso de las décadas, ambas premoniciones se cumplieron: en 1987 se convirtió en el primer intendente de Alderetes, y casi cuarenta años después de eso pudo terminar la carrera de Abogacía en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
El primer paso para conseguir su sueño de toda la vida lo dio luego de jubilarse, a los 65 años, cuando tomó la decisión de cursar la escuela secundaria. Su familia, sin embargo, no sabía que su objetivo no concluiría con ese título. "Cuando terminé el secundario, mi familia me organizó un festejo. Ahí, uno de mis hijos me dijo que ya podía descansar tranquilo, pero ahí les conté que tenía pensado anotarme en la Facultad de Derecho en el momento en que se abrieran las nuevas inscripciones. Mi hijo menor, sorprendido, me dijo 'papá, tenés 77 años', y le respondí: 'no importa, querer es poder'", narró.
Si bien se reprochó haber demorado siete años en terminar la carrera (“no me recibí en el tiempo ideal”, confesó), Mario reconoció que el cursado no fue sencillo debido a que, entre otras cosas, tuvo que atravesar buena parte del mismo durante la pandemia de Covid-19. "Empecé a cursar y, por mi edad, muchas veces no podía ir a la facultad, me enfermaba. Después encima vino la pandemia", rememoró el hombre, que todavía vive en Alderetes, ciudad que lo acogió desde su juventud. “Sigo viviendo en la misma casa que tenía incluso antes de ser intendente”, remarcó.
Más allá de haber atravesado el cursado solo, Mario aseguró que mantuvo una buena relación con sus compañeros y con los docentes. "Participaba bastante en clase, tenía intercambios con mis profesores. Uno, incluso, me preguntó la edad al ser tan 'charlatán'. Cuando se la dije, bromeó ante toda la clase: 'chicos, estamos ante su primera mentira como abogado, ¿cómo va a tener 79 años si parece un pibe?'", recordó. Contó además que este miércoles coincidió en el acto de juramento con varios de sus compañeros: “Uno de ellos, un chico de 26 años, luego de la ceremonia de jura se acercó y me dijo ‘usted es nuestro ejemplo’”.
Mario no está seguro sobre si se considera o no un ejemplo para los jóvenes, pero sí expresó la voluntad de que su historia ayude a muchos chicos a progresar en sus vidas. “Si esto le sirve a la juventud, les digo que no sólo persevere, que muestre la rebeldía juvenil. Estudiar es mostrar rebeldía especialmente para los que venimos de familias humildes. Significa querer ser mejor de lo que uno ha sido. Porque cuando presenten un currículum ya no va a decir solamente que tienen el primario. Va a tener su profesión, abogado, médico, ingeniero o cualquier otra que elijan”, concluyó el flamante abogado.
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