INSTITUCIONAL

El Presidente de la Corte Daniel Leiva en el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia

En este Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, como forma de recordar a las víctimas del último golpe de estado en Argentina ocurrido ya hace 47 años quiero hacer mi humilde  reconocimiento a todos los organismos de Derechos Humanos,  jueces, funcionarios y empleados judiciales que cumplieron con la obligación del Estado Argentino de investigar y sancionar las violaciones de los derechos humanos y la comisión de delitos de lesa humanidad.

Quiero destacar, por su alto valor simbólico, un fragmento de la sentencia dictada el pasado 21 de marzo de 2023 por el Juez Federal N° 2 de Tucumán, Dr. Fernando Poviña, en la causa del Pozo de Vargas:

“… En razón de haberse comprobado, a los 38 metros de profundidad, la existencia del piso técnico y la extracción total del material alóctono contenido en su interior, es que corresponde tener por finalizadas las tareas la excavación arqueológica en el interior del Pozo de Vargas, iniciada en el año 2002 y desarrollada, día a día, por los peritos (muchos de ellos integrantes del CAMIT) y sus ayudantes, con pericia científica y técnica en la búsqueda de la verdad de los hechos, prestando permanente colaboración y esfuerzo personal… Mientras mantengo la esperanza que los últimos hallazgos producidos en el año 2022 se traduzcan en más verdad, que más personas desaparecidas encuentren su nombre y apellido, su familia, su historia. Y, que, finalmente, el duelo de las víctimas sobrevivientes sea una realidad acompañada con el debido respeto al cuerpo, al que tiene derecho todo ser humano”

Y, finalmente, quiero compartir con ustedes una poesía que escribió en 1976 Ricardo Salinas, antes de su propio secuestro y desaparición, al saber del asesinato de su hermano Alfredo Salinas, que habia desaparecido en Tucumán, y fuera leída por su hermana Julia, al declarar en la Megacausa Arsenales-Jefatura:

Tal vez no sepamos nunca

qué fue lo último que viste.

Quizás un nogal centenario,

enardecido en la selva.

Quizás el sol milenario, arriba de todo.

Quizás el negro monstruoso

de la venda en los ojos, de los torturados.

Tal vez no sepamos nunca

exactamente a qué hora,

qué día,

bajo qué lluvia.

Pero sí sabemos, hermano,

que en la punta derecha

del banco de carpintero,

hay un pedazo de tu risa

bailoteando, como si nada,

con el paso doble del serrucho.

Yo conservo intacta tu mirada

y afilado en el taller

está el canto de tu silencio.

Aunque ellos tengan,

Dios sabe dónde, tu cadáver.

Yo me he quedado con tu risa,

y abrazada al fuego casi loco,

es nuestra tu alegría. 

Ricardo Salinas/Buenos Aires 1976 

Nunca más.

 

 

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